Rafael FJ Rios
Gavilla de privilegios
Por ejemplo, si a lo largo de años se suministra guita de forma periódica a los hojalateros y a partir de determinado momento la eliminas, los hojalateros, que venían bajando la guardia en su calidad y exigencia una y otra vez al tener asegurada una parte del margen, pillan rebote mayúsculo. Es el que vimos el otro día con la gente del cine argentino que, una vez que han comprobado que ha dejado de manar dinero por la bocachancla peronista, de inmediato se han envuelto en la bandera y han salido a llorar y berrear que la cultura argentina se va a morir. Esta cultura partidaria quiere seguir recibiendo pasta y anuncia a los cuatro vientos que a ellos -privilegiados- les dejen de sacrificios. Que pague el autónomo, el trabajador de empresa, pero ellos no. O que siga la deuda, cualquier cosa antes de invertir a su costa o arriesgar su ingenio; sus solemnes declaraciones se reducen a una única orientación: ellos reciben siempre, y en cualquier circunstancia. Por eso la cultura está en peligro. Dice Cecilia Roth que puede que el año que viene… no se haga ninguna película. Manifiestan así que solo se mueven si hay guita, si no, rien de rien. Guita de todos los argentinos, pero sobre todo guita de todos los laburantes que son los que mayoritariamente padecen la miseria peronista del socialismo. Los que meten horas y trabajan hasta decir basta para conseguir mantener a flote su negocio y su familia en medio de la tempestad de la bancarrota. Le parece bien a Cecilia que el perronismo (el perro de Parra mordió a la perra de Perón) machaque al trabajador a impuestos y luego se los gasten o los roben, según, mientras a su alrededor la economía se cae a pedazos y la miseria socialista avanza por doquier. Les da igual, quieren que al que trabaja duro se le siga robando su esfuerzo para entregárselo a ellos… la soldadura no, la cultura sí. Privilegio de la ceguera, gente que viene descansando sobre un colchón de plumas a la que no le causa molestia alguna la pasta emplumada que le roban al tornero o al vendedor de helados, mientras lamelibranquian a los que sueltan la guita. Es la extendida Ética Cecilia. No va a ser capaz de comprender nada a estas alturas de su vida. Pedrito llorón, tampoco.
Entre privilegios interesa aquí el que denomina la antigua jurisprudencia como privilegio gracioso, el que se concede sin atención a los méritos sino solo por gracia y benevolencia del superior. En una sociedad como la española -poco exigente con las cosas esenciales de la nación y manirrota en todo lo demás- hailos que parecen estar sentados como verdaderos Archiduques sobre sus tablas de asiento y no hay por dónde empezar de tantos a la cola. En el orden de la administración pública se puede considerar un privilegiado a aquel que falte a sus obligaciones de forma manifiesta, o que en su cometido muestre una considerable incompetencia por incumplimiento contundente de sus objetivos. Cojamos uno, una o une. Dicen los bulos que miles de trabajadores autónomos deben devolver las ayudas por paro cobradas en el tiempo del Covid. Exactamente son 505,5 millones de euros lo que suman las prestaciones de los que más sufrieron económicamente la pandemia con sus negocios cerrados y pasando penurias. Hoy se ven obligados a devolverlas a causa de la inepta articulación jurídica de los decretos. Casi 300.000 autónomos recibieron ayudas por el parón de sus negocios y lo que hoy sucede fue negado -otro bulo- en mayo de 2023 por el entonces menistro. Dijo exactamente: es un bulo del pepé, a modo de argumentario de facción, de secta, como si la democracia y la ciudadanía descansaran en siglas, atontado. Es lo que tiene ese vínculo con la realidad que tiene más de chicle que otra cosa, sin incumbente responsabilidad ante los que te pagan mientras sabes que gozas del privilegio amparado por el periodismo de bando, los jueces de bando, las huestes de bando, por el bando y por el del bulo. Cuanta desidia. En cualquier empresa, Escrivá, tendrías marcada una suela del 45 en el antifonario.
Además de la inflación hay dos elementos de la economía que también empobrecen a los ciudadanos de forma más directa: los impuestos aplicados al trabajo y la vivienda. Uno y otro elemento absorben renta personal sin medida, socavando la capacidad de gasto de la ciudadanía y realizando un traspaso efectivo de renta con pérdida radical de poder adquisitivo: el coste de adquirir una vivienda ha aumentado diez puntos más que el salario medio en la última década y ya estamos igualando los máximos de la denominada burbuja inmobiliaria del 2007. Estamos viviendo en la intervención socialista del mercado. Así va, sin pasar por la letanía del suelo y la sátrapa imposición tributaria, la Ley de Vivienda acaba con el alquiler por intervención política del precio, por intervención política del tiempo, e intervención política de la seguridad jurídica. Inútiles. Y por otro lado la mezcla de inflación e incremento de IRPF ha descansado sobre todo en las rentas medias, las grandes pagadoras de la subida fiscal encubierta que supone no deflactar el impuesto personal. Un informe del Banco de España detalla la distribución de la elasticidad de la recaudación e indica que los salarios más afectados son los que se encuentran entre los 19.873 y los 28.550 €. Impuestos a los ricos, soplando la gaita.
La doctora Moreno está que se sale dentro de la claque: lucha y grita sin denuedo para que pueda continuar al lado del señor de los bulos y de las bulas, Deterioro Sánchez -representante único de la democracia y constructor de su propio fango: a la burocracia socialista la persiguen las Leyes, con patas-, sin menoscabo de todos aquellos dineros que volaron para siempre en manos amigas ¿800 millones? Por los que no ha movido un dedo socialista para reposición en caja. Ni la doctora ni el doctor… el respeto que tienen ambos por la exigencia democrática. Por el contrario, la doctora Moreno aplica lo aprendido en la gestión andaluza y en ello estamos, aumentando pesos muertos. Nada saben de productividad. Nunca el Estado ha robado tanta riqueza del esfuerzo personal de los ciudadanos, nunca la Deuda del derroche ha alcanzado tales niveles, nunca menos viviendas están en el mercado y, como en el siempre del socialismo, estamos nadando con el agua al cuello hasta ver si baja la marea. Coincidencias del tiempo: mientras la doctora Moreno saluda con los puños en alto la autodesignación de Deterioro Sánchez como salvador de la democracia, Maduro reclama el Nobel de economía. Estamos a punto de salir en el cohete de Yolanda.